La Pandemia, Socialismo, Capitalismo

Gobierno guatemalteco agobiado por crisis política y sanitaria

Por Factor Méndez Doninelli

Presentación: Internacionalmente prestigiado defensor de los Derechos Humanos, el maestro Factor Méndez Doninelli, es fundador del Centro de Investigación, Estudios y Promoción (CIEPRODH) de Guatemala. También destacado periodista y catedrático universitario, ha aceptado, en la medida de su tiempo, convertirse en colaborador de nuestra revista. Tribuna Comunista considera una verdadera distinción la participación del maestro Méndez Doninelli en nuestras páginas, le da la bienvenida y publica su primer artículo.

Guatemala, 30/08/2021. En Guatemala el Covid-19 está fuera de control por la irresponsabilidad e incapacidad del Gobierno que preside Alejandro Giammattei. Todos los días la pandemia arrebata nuevas vidas; desde que se decretó la emergencia sanitaria hace diecisiete meses, hay un acumulado que cierra agosto con más de 11,886 fallecidos.

Colapso del sistema de salud, unidades de cuidados intensivos rebasadas en su capacidad y elevado número de fallecidos después que se detectó la existencia de las variantes Delta, Alfa y Beta que siguen llenando de luto, duelo y dolor a miles de familias. En un proceso de vacunación tardía, lenta, progresiva y excluyente, hasta hoy sólo el 6,78 por ciento de la población ha sido protegida con dosis completa según la Universidad John Hopkins de Estados Unidos. El gobierno también adolece de un plan de comunicación masivo, que por todos los medios informe a la población sobre las vacunas, los lugares y horarios de vacunación, y en todos los idiomas Mayas, xinca y garífuna.

El Gobierno guatemalteco tuvo tiempo suficiente para planificar y combatir con eficacia y eficiencia esta mortal enfermedad, pero no lo hizo, tampoco se ocupó de fortalecer el frágil sistema de salud nacional, no se preocupó de reservar y negociar con tiempo la cantidad necesaria de vacunas para inmunizar a su población de más de 17 millones, ni de prepararse para enfrentar las olas de contagio que ocurren y castigan más a sectores sociales vulnerables como los pueblos indígenas, las mujeres, los campesinos, la niñez y adolescencia, la juventud, la diversidad sexual y los discapacitados.

Los hospitales nacionales funcionan en condiciones difíciles, desbordados en su capacidad tanto de camas como de espacio, con unidades de cuidados intensivos hasta el tope, con personal profesional y técnico insuficiente, con escasez de equipos e insumos, de medicamentos, camillas, oxígeno y aparatos para entubar pacientes. En esas condiciones, el Estado guatemalteco viola los derechos humanos sociales de la población a consecuencia del mal Gobierno, y los actos de corrupción, opacidad e impunidad que lo rodean.

En este país centroamericano los gobernantes tienen oídos de piedra, no escuchan las  denuncias de los médicos, enfermeras y otros profesionales que atienden en estos hospitales, quienes emiten declaraciones, publican comunicados, convocan a conferencias de prensa, envían cartas abiertas a la Ministra de Salud, Amelia Flores, ponen a la vista la difícil situación que atraviesa el sistema de salud, suplican a la población para que no lleve pacientes a los hospitales por falta de espacio, hacen desesperados llamados de atención al Presidente Alejandro Gimmattei, para que asuma su responsabilidad ante la emergencia sanitaria que todos los días arrebata vidas de mujeres y hombres de todos los grupos etarios y étnicos sin distinción.

Los profesionales de la salud protestan por la crisis sanitaria en medio de otra crisis  político estructural y coyuntural motivada por el pésimo manejo de la pandemia, la opacidad en la administración de los fondos públicos y presuntos actos de corrupción e impunidad, lo cual provocó la petición de renuncia del presidente Giammattei, de la Fiscal General Consuelo Porras, la depuración del Congreso Nacional, del Tribunal Supremo Electoral, las altas Cortes de justicia y la convocatoria a una Asamblea Plurinacional Constituyente.

La población sabe que el Gobierno no trabaja a favor del bien común y que, a pesar de la aprobación de miles de millones de quetzales para atender la emergencia sanitaria, el país atraviesa por crisis política y de salud sin precedente porque los gobernantes son rechazados y se debilita la gobernabilidad. Los últimos tres meses han sido de agitación y movilización social, bloqueo de carreteras, marchas pacíficas y llamado de las autoridades indígenas a un paro nacional. La gente exige un nuevo Pacto Social.

Guatemala, 30/08/2021. En Guatemala el Covid-19 está fuera de control por la irresponsabilidad e incapacidad del Gobierno que preside Alejandro Giammattei. Todos los días la pandemia arrebata nuevas vidas; desde que se decretó la emergencia sanitaria hace diecisiete meses, hay un acumulado que cierra agosto con más de 11,886 fallecidos.

Colapso del sistema de salud, unidades de cuidados intensivos rebasadas en su capacidad y elevado número de fallecidos después que se detectó la existencia de las variantes Delta, Alfa y Beta que siguen llenando de luto, duelo y dolor a miles de familias. En un proceso de vacunación tardía, lenta, progresiva y excluyente, hasta hoy sólo el 6,78 por ciento de la población ha sido protegida con dosis completa según la Universidad John Hopkins de Estados Unidos. El gobierno también adolece de un plan de comunicación masivo, que por todos los medios informe a la población sobre las vacunas, los lugares y horarios de vacunación, y en todos los idiomas Mayas, xinca y garífuna.

El Gobierno guatemalteco tuvo tiempo suficiente para planificar y combatir con eficacia y eficiencia esta mortal enfermedad, pero no lo hizo, tampoco se ocupó de fortalecer el frágil sistema de salud nacional, no se preocupó de reservar y negociar con tiempo la cantidad necesaria de vacunas para inmunizar a su población de más de 17 millones, ni de prepararse para enfrentar las olas de contagio que ocurren y castigan más a sectores sociales vulnerables como los pueblos indígenas, las mujeres, los campesinos, la niñez y adolescencia, la juventud, la diversidad sexual y los discapacitados.

Los hospitales nacionales funcionan en condiciones difíciles, desbordados en su capacidad tanto de camas como de espacio, con unidades de cuidados intensivos hasta el tope, con personal profesional y técnico insuficiente, con escasez de equipos e insumos, de medicamentos, camillas, oxígeno y aparatos para entubar pacientes. En esas condiciones, el Estado guatemalteco viola los derechos humanos sociales de la población a consecuencia del mal Gobierno, y los actos de corrupción, opacidad e impunidad que lo rodean.

En este país centroamericano los gobernantes tienen oídos de piedra, no escuchan las  denuncias de los médicos, enfermeras y otros profesionales que atienden en estos hospitales, quienes emiten declaraciones, publican comunicados, convocan a conferencias de prensa, envían cartas abiertas a la Ministra de Salud, Amelia Flores, ponen a la vista la difícil situación que atraviesa el sistema de salud, suplican a la población para que no lleve pacientes a los hospitales por falta de espacio, hacen desesperados llamados de atención al Presidente Alejandro Gimmattei, para que asuma su responsabilidad ante la emergencia sanitaria que todos los días arrebata vidas de mujeres y hombres de todos los grupos etarios y étnicos sin distinción.

Los profesionales de la salud protestan por la crisis sanitaria en medio de otra crisis  político estructural y coyuntural motivada por el pésimo manejo de la pandemia, la opacidad en la administración de los fondos públicos y presuntos actos de corrupción e impunidad, lo cual provocó la petición de renuncia del presidente Giammattei, de la Fiscal General Consuelo Porras, la depuración del Congreso Nacional, del Tribunal Supremo Electoral, las altas Cortes de justicia y la convocatoria a una Asamblea Plurinacional Constituyente.

La población sabe que el Gobierno no trabaja a favor del bien común y que, a pesar de la aprobación de miles de millones de quetzales para atender la emergencia sanitaria, el país atraviesa por crisis política y de salud sin precedente porque los gobernantes son rechazados y se debilita la gobernabilidad. Los últimos tres meses han sido de agitación y movilización social, bloqueo de carreteras, marchas pacíficas y llamado de las autoridades indígenas a un paro nacional. La gente exige un nuevo Pacto Social.

Este texto fue publicado originalmente en Tribuna Comunista 451

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Declaración del Viceministro de Relaciones Exteriores de China, Ma Zhaoxu

Declaración del Viceministro de Relaciones Exteriores Ma Zhaoxu acerca del Informe sobre el Rastreo de los Orígenes de COVID-19 publicado por los Servicios de Inteligencia de EE.UU.

Xinhuanet

BEIJING, 29 ago (Xinhua) — El siguiente es el texto completo de la Declaración del Viceministro de Relaciones Exteriores Ma Zhaoxu acerca del Informe sobre el Rastreo de los Orígenes de COVID-19 de los Servicios de Inteligencia de EE.UU., publicado el sábado:

Recientemente los servicios de inteligencia estadounidense han fabricado un supuesto informe sobre el rastreo de los orígenes de COVID-19, que de cabo a rabo es un documento político y falsificado y no cuenta con base científica ni credibilidad alguna. Y más aún, la parte estadounidense ha lanzado declaraciones difamatorias y atacantes contra China. Ante ello, la parte china ha manifestado su contundente rechazo y ha hecho serias gestiones ante la parte estadounidense.

Hemos reiterado en múltiples ocasiones que el rastreo de los orígenes de COVID-19 es un complejo tema científico, y los estudios concernientes los deben y solo pueden hacer los científicos de todo el mundo mediante colaboración. Sin embargo, EE. UU. ignora la ciencia y los hechos, y está obsesionado con la manipulación política y el rastreo hecho por los servicios de inteligencia. Sin poder presentar ninguna evidencia fehaciente, ha inventado mentiras repetidamente para calumniar y acusar a China. Su propósito no es otro sino utilizar esta cuestión para echar la culpa a China, eludir sus propias responsabilidades y diseminar un virus político. El hecho de que EE.UU. haya usado servicios de inteligencia para realizar el rastreo es una evidencia sólida de politizar este asunto.

Ma Zhaoxu. Foto: AP

Las críticas de EE.UU. a China de no ser transparente ni cooperativa en el rastreo de los orígenes del virus son puros disparates. China siempre ha atribuido alta importancia a este trabajo y ha colaborado activamente en los estudios globales sobre los orígenes del virus a base de criterios científicos. A la luz de los principios de ciencia, apertura y transparencia, hemos invitado dos veces a los expertos de la OMS a desarrollar en China el rastreo de los orígenes del virus. A comienzos de este año, un equipo conjunto integrado por prestigiosos expertos internacionales y chinos hicieron investigaciones de 28 días en China y publicaron el informe conjunto China-OMS del estudio sobre los orígenes del virus, en el que se dieron a conocer las conclusiones autorizadas, profesionales y científicas, sentando así una buena base para la cooperación global al respecto. Como siempre, seguimos apoyando y participando activamente en el rastreo científico, y al mismo tiempo nos oponemos firmemente a los intentos de politizar este tema.

En realidad, en el tema del rastreo, el que no ha actuado de manera transparente, responsable ni cooperativa es justamente EE. UU.. Hasta hoy día, la parte estadounidense se ha negado a responder las dudas razonables de la comunidad internacional sobre el laboratorio biológico de Fort Detrick y las más de 200 bases de experimentos biológicos estadounidenses fuera de su territorio, intentando ocultar la verdad y esquivar la responsabilidad. EE. UU. tiene la responsabilidad y la obligación de dar una explicación a todo el mundo.

La manipulación política de EE.UU. en la cuestión del rastreo de los orígenes carece de apoyo y ha sido objeto del rechazo general de la comunidad internacional. Más de 80 países han manifestado su oposición contra tal politización a través de cartas dirigidas al Director General de la OMS, declaraciones o notas diplomáticas, exigiendo defender el informe conjunto China-OMS. Además, más de 300 partidos políticos, organizaciones sociales y think-tanks de más de 100 países y regiones han presentado una declaración conjunta ante la Secretaría de la OMS para oponerse a la politización del rastreo. Más de 25 millones de internautas chinos han firmado una carta abierta exigiendo una investigación sobre la base de Fort Detrick. Esto es el reclamo justo de la gente.

Como dice un proverbio chino: una causa justa gana amplio apoyo, mientras que una injusta encuentra escaso apoyo. Reiteramos seriamente a la parte estadounidense que la politización del estudio de los orígenes es un callejón sin salida, y EE. UU. debe cesar inmediatamente todas las acciones que intoxiquen el ambiente de la cooperación internacional en el rastreo y perjudiquen la unidad internacional en la lucha contra la pandemia, y volver al rumbo correcto del rastreo científico y la cooperación antiepidémica.

Fuente original: http://spanish.news.cn/2021-08/29/c_1310155350.htm

Este texto fue publicado en Tribuna Comunista Núm. 451

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